CELEBRACIÓN PENITENCIAL ADOLFO DE LUCAS RITOS INICIALES MIENTRAS








Celebración Penitencial



Celebración Penitencial


Adolfo de Lucas


Ritos iniciales


Mientras los ministros hacen su entrada, se puede optar por lo siguiente: o un canto apropiado, o este fragmento responsorial:


Monitor: Tú amas a todos los seres

y nada aborreces de lo que hiciste;

Tú olvidas los pecados de los que se convierten y los perdonas,

porque tú eres el Señor nuestro Dios.


Asamblea: En tu misericordia he puesto mi confianza. Alégrese mi alma en tu salvación y cante al Señor, que me ha beneficiado.

Celebrante: Hermanos, elegidos por el Padre antes de la creación del mundo para ser en Cristo santos e inmaculados en su presencia, en la caridad: gracia y paz a todos vosotros (cf Ef 1,4).

Monitor: Toda la vida cristiana es como una gran peregrinación hacia la casa del Padre, del cual cada día se descubre su amor incondicional por todas la criaturas, y por el hijo descarriado, el hijo pródigo.

En esta cuaresma podemos todos emprender un camino de auténtica conversión.

Que esta liturgia de reconciliación nos ayude en este camino, refuerce nuestra vigilancia y nos conduzca al Padre.

Celebrante: Oremos (momento de silencio)

Despierta tu poder, Señor,

y con tu gran fuerza socorre a tus fieles.

Que tu gracia venza las resistencias del pecado y apresure el momento de la salvación. Por Cristo Nuestro Señor.

Momento de la Palabra

1 Lectura: “Tú, Señor, eres nuestro Padre” (Is 64, 4-8).

Salmo Responsorial

Evangelio: “Convertíos, porque el reino de Dios está cerca” (Mt 3, 1-12).

Homilía (opcional)

Esquema para el examen de conciencia




Rito de la Reconciliación


Monitor: Hermanos, confiemos a Dios nuestra voluntad de conversión. Que él, Padre misericordioso, nos purifique de nuestras infidelidades e incoherencias.



Celebrante: Reconocemos tu amor de Padre:


Todos: Cuando doblegas la dureza del hombre.

Cuando lo vuelves disponible a la reconciliación.

Cuando apaciguas las luchas y las discordias.

Cuando los enemigos se vuelven al diálogo.

Cuando hay unión de todos los hombres y pueblos.

Cuando acaba el odio y el rencor.

Cuando haces que el hombre tenga visión de futuro.

Cuando todos profesan la misma fe sinceramente.


Celebrante: Padre misericordioso, nos has dado a tu Hijo como Redentor.


Todos: En él has manifestado tu amor.

Él tuvo predilección por los pobres y pequeños.

Amó los enfermos, marginados y desvalidos

Estuvo a bien con todos los hombres

Estuvo abierto a nuevas formas de hacer y necesidad.

Nos llevó a Ti.


Celebrante: Y ahora, con las palabras de Cristo Señor, dirijámonos a Dios Padre misericordioso, para que acoja nuestro arrepentimiento, perdone nuestros pecados y acompañe nuestros propósitos.

PADRE NUESTRO…

Oremos:

Oh Dios, que al principio creaste la luz

Para disipar las tinieblas del mundo.

Haz brillar sobre nosotros el esplendor de tu gloria,

Cristo tu Hijo.

Que su venida venza las tinieblas del mal

Y nos presente ante el mundo como hijos de la luz.

Por Cristo Nuestro Señor.



Confesión y absolución individual


Los confesores están en sus lugares respectivos. Hay un tiempo de confesión. Una vez acabadas, el sacerdote presidente invita a todos los presentes a la acción de gracias. Se canta el Magníficat, canto de gratitud de María al Padre. Después de éste, concluye con la acción de gracias con una oración del ritual de la penitencia, n. 137.


Dios omnipotente y misericordioso,

Que admirablemente creaste al hombre

Y más admirablemente aún lo redimiste.

Que no abandonas al pecador,

Sino que lo acompañas con amor paternal.

Tú enviaste tu Hijo al mundo

para destruir, con su pasión, el pecado y la muerte

y para devolvernos, con su resurrección,

la vida y la alegría.

Tú has derramado el Espíritu Santo en nuestros corazones,

para hacernos herederos e hijos tuyos.

Tú nos renuevas constantemente

con los sacramentos de salvación

para liberamos de la servidumbre del pecado

y transformarnos, de día en día,

en una imagen cada vez más perfecta

de tu Hijo amado.

Te damos gracias

por las maravillas de tu misericordia

y te alabamos con toda la Iglesia

cantando para ti un cántico nuevo

con nuestros labios, nuestro corazón y nuestras obras.

A ti la gloria por Cristo en el Espíritu Santo, ahora y por siempre.

AMÉN.



Conclusión


Monitor: Hemos celebrado el rito de la reconciliación, hemos sido

regenerados por el perdón del Padre, con la paz que todos nos

deseamos, pedimos al Señor que nos ilumine, guíe en este camino

hacia la Pascua.


Celebrante: El Señor nos bendiga,

pues nos engendró para la vida eterna. AMEN .


El Hijo nos conceda la salvación,

pues murió y resucitó por nosotros. AMEN.


El Espíritu Santo nos santifique,

pues fue derramado en nuestros corazones

y nos llevó por un camino recto. AMEN.

Y la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo

descienda sobre vosotros. AMEN

Podéis ir en paz.





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