LOS QUE PADECEN LA HISTORIA EL PRIMERO DE ENERO

LOS QUE PADECEN LA HISTORIA EL PRIMERO DE ENERO
MÁS DE 400000 PERSONAS EN ESPAÑA PADECEN ENFERMEDAD CELIACA





Los que padecen la historia










El primero de enero de 1959, cumplí cinco años. De ese día sólo recuerdo una bengala. Embelesado en su chisporroteo, sostuve el palillo hasta más allá de lo recomendable, y me quemé los dedos. Fue un presagio del tiempo que me tocaría en suerte: de extasiarme en sus fuegos de artificio podría abrasarme. Y algunos tenemos la mala costumbre de no ser ignífugos. Aunque a los cinco años era incapaz de adivinarlo, aquel hecho signaría mi vida y, en buena medida, mi literatura.

Mientras mi madre curaba las ampollas, Fulgencio Batista huía del país y la revolución triunfante peregrinaba hacia La Habana aplaudida por la inmensa mayoría de los cubanos, esperanzados por la restauración de la democracia y las libertades que, esta vez, vendrían acompañadas de justicia social y honradez pública. Nadie (o sólo uno) presagiaba aquel día que los héroes de la Sierra Maestra llegaban para quedarse durante los próximos cincuenta y cuatro años, seis dictaduras batistianas una detrás de otra, casi los mismos años que tenía por entonces la república fundada en 1902.

A la altura de 2013, dos tercios de mi vida, cuarenta años, discurrieron en la Isla, y los siguientes diecinueve, en España. Escribí mi primer libro de cuentos en 1981, aunque no se publicaría hasta 1987. Trece años de escritor insiliado y diecinueve de escritor exiliado. Tres de mis quince libros publicados o en prensa han aparecido dentro y fuera de la Isla; cuatro, sólo en Cuba, y los ocho restantes, sólo fuera. De estos quince libros, seis son de cuentos para adultos: Sin perder la ternura1, Los amados de los dioses2, Los Forasteros3, Habanecer4, El éxito del Tigre5 y El Señor de los Naufragios6. A los que se suman tres volúmenes inéditos de cuentos: Jardines Invisibles7, Test de Rorschach8 y Topografía del tiempo9.

Entresacar de esos nueve libros los que considero mis mejores cuentos ha sido una labor temeraria. Raras veces el autor es un buen crítico de su obra. Además de la propia impericia, desde luego, pesan demasiado el afecto por los textos, las huellas que deja en su percepción el proceso de la escritura. Para un antologador externo, en cambio, todos los textos son contemporáneos, nacen en el momento de la lectura, y los observa con idéntico desapego. El autor sufre una persistente asincronía. De mi primer libro de cuentos, Sin perder la ternura, me separan treinta y dos años; del último, Topografía del tiempo, dos semanas. Sólo por eso me sé incapaz de evaluarlos imparcialmente. Un antologador ajeno juzga todos los textos desde una misma perspectiva crítica. Ésta no varía sustancialmente durante las semanas o meses que dure su trabajo. El antologador que soy yo a la altura de 2013 es muy diferente al yo que escribió su primer libro, pero lo recuerdo perfectamente, y eso también condiciona el resultado final.

Lo anterior podría explicar, al menos en parte, por qué aparecen cuatro cuentos de Habanecer (“Salto mortal hacia unos ojos verdes”, “Radiografía de un salto”, “Un héroe de la guerra” y “Naufragio a las cinco y treinta”); seis de El éxito del tigre (“Bar Mañana”, “Lealtad 7,6”, “Carne de doncella”, “La guerra de los escribas”, “El éxito del tigre” e “Inmóvil en la Corriente”); cinco de El señor de los naufragios (“Oniriadas”, “Peregrinos”, “Temblor”, “El Señor de los naufragios” y “Motín urbano”), dos de Test de Rorschach (“Anarquía en palacio” y “Retratista contra un fondo de magnolias”) y otros dos de Topografía del tiempo (“Una parcela de aire” y “Principio de incertidumbre”). Y ninguno de Sin perder la ternura, Los amados de los dioses, Los forasteros ni de Jardines invisibles. Preferencias al margen, este resultado responde también a otras razones.

En el caso de los libros inéditos, he optado por incluir sólo cuentos que ya han sido publicados en diferentes medios, razón por la que no aparece ningún texto de Jardines invisibles. De Sin perder la ternura y Los amados de los dioses no sólo me separa una gran distancia temporal, sino también de perspectiva narrativa. Al ser mi libro más voluminoso, es lógico que Habanecer tenga aquí una presencia importante. El éxito del tigre, con seis cuentos, y El señor de los naufragios, con cinco, son los más representados. Posiblemente se deba a que ambos no son libros orgánicos, construidos desde una explícita voluntad unificadora, sino “colecciones de cuentos”, donde cada texto tiene su propia personalidad no supeditada al conjunto, aunque los reúna cierto “aire de familia”.

Cuando una periodista le preguntó acerca del mensaje de su obra, Augusto Monterroso contestó: “todo lo que escribí era un llamado a la revolución, pero estaba hecho de manera tan sutil que lo único que logré a la postre fue que los lectores se volvieran reaccionarios”10. Mi obra, desde luego, no es un llamado a ninguna revolución, sobre todo porque ignoro lo que significa esa palabra, a menos que le concedamos un significado fugaz, provisional. Al cabo, toda revolución se contrarrevoluciona a sí misma. Nace preñada de su enemigo. Releyendo estas doscientas veintitrés piezas narrativas repartidas en nueve libros, me percato de que, más allá de su diversidad, casi todas están transitadas por lo que Bajtín llamaría un cronotopo: el del hombre como víctima de la historia. A mi generación, padres y maestros nos repitieron una y otra vez que nuestro destino luminoso, como hombres nuevos del siglo XXI, sería construir la historia. Tuvimos que crecer para darnos cuenta de que nuestro verdadero destino sería padecerla.


Luis Manuel García Méndez

Madrid, enero, 2013


1 Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1987, 104 pp.

2 Ed. Unión, La Habana, 1987, 79 pp. ”Premio David 1984”.

3 Ed. Unión, La Habana, 1987, 150 pp. ”Premio UNEAC1986”.

4 Ed. Casa de las Américas, La Habana, 1992; Ed. Mono Azul, Sevilla, 2005. “Premio Casa de las Américas 1990” y “Premio Nacional de la Crítica 1992”.

5 Ed. Plaza Mayor, San Juan de Puerto Rico, 2003, 190 pp.

6 Ed. Algaida, Sevilla, 2011, 191 pp. “Premio Iberoamericano de Narrativa Cortes de Cádiz 2011”.

7 RPI: M-008963/2007.

8 RPI: M-003054/2011.

9 RPI: M-007506/2012.

10 Bianchi Ross, Ciro; Voces de América Latina; Ed. Arte y Literatura, La Habana, 1988.





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