EL TIMÓN DE LA ENTREVISTA ESCUCHAR LOS QUE SOLEMOS








EL ESCUCHAR: EL LADO OCULTO DEL LENGUAJE

El timón de la entrevista: Escuchar


Los que solemos tomar entrevistas laborales, muchas veces “sufrimos” los interminables speechs pre-armados, además en ocasiones poco tienen que ver con lo que preguntamos. Cada minuto que pasamos en dicho proceso, nos preguntamos (en el mejor de los casos), que bueno sería que esta persona supiera escuchar.


Lo que “se dice” y lo que “no se dice” en la entrevista suele ser muy importante a la hora de las definiciones de la misma. La calidad (ajuste, forma y fondo) de la comunicación entre el entrevistado y el entrevistador, suele ser uno de los inductores más fuertes en la decisión, al comparar los candidatos, ya que esta es una meta habilidad de los ejecutivos en nuestros días.


Un hablar efectivo, para los objetivos del candidato, solo se logra cuando es precedido por un escuchar efectivo, entonces, postulamos que el escuchar valida al hablar. Dado que la forma en la que escuchamos confiere sentido a lo que decimos, decimos que, el escuchar es lo que dirige todo el proceso de la comunicación.


Veamos esto en un ejemplo: Cuando en una entrevista, respondemos una pregunta, en ocasiones respondemos desde una respuesta “pre-armada”, esto puede resultar efectivo en ciertas ocasiones y nefasto en otras.
Las respuestas ensambladas que encontramos en los libros o páginas web para preparar entrevistas, corresponden en el mejor de los casos a las inquietudes que tienen los que escribieron las mismas. Ahora, creernos que estas son las respuestas verdaderas, es perder el valor de dichas propuestas: En mi opinión las mismas son orientativas o disparadoras de tus propias respuestas.

La pregunta clave en la entrevista es: ¿Cual es la inquietud desde la cual se dispara la pregunta? o ¿De qué modo puedo responder en forma efectiva a la inquietud que disparó dicha pregunta?.


Durante la entrevista, el cuerpo y el lenguaje trabajan en un alto grado de armonía (muchas veces visible) cuando lo que dice el candidato responde a su espontaneidad, y en forma incómoda cuando sucede lo contrario. Como veremos más adelante esto puede ser interpretado de diversas formas por el entrevistador.


Dado que nos interesa ser “especialmente” efectivos en el proceso de comunicación que se produce en la entrevista. Proponemos analizar el proceso por medio del cual escuchamos.


¿Cual es el proceso que realizamos al contestar preguntas?

Lo primero que hacemos es oír la pregunta.

En ocasiones el entrevistador no terminó de formular completa su pregunta y el candidato ya se lanzó a responder. Cada vez, que sucede esto, me pregunto si esta persona escucha. Atención los entrevistadores, también son personas, y por lo tanto necesitan ser escuchados.


Supongamos entonces que el candidato deja que el entrevistador termine con su pregunta. Lo que hace en forma instantánea es “interpretamos la inquietud” desde la cual creemos que el entrevistador nos hace la misma. Este último paso, es tan automático que no lo percibimos. Aquí es donde conviene preguntarse sobre la efectividad de la respuesta que estoy por generar, la misma: ¿Se ajusta más a la pregunta (a las inquietudes del entrevistador) o se ajusta a lo que hay que decir (según el manual) en una entrevista de trabajo?

Finalmente generamos la respuesta que creemos que se hace cargo del punto anterior.


Vale la pena separar el proceso de escuchar en dos partes, ya que coexisten dos fenómenos uno biológico y otro interpretativo.


Se oye con los oídos (lo mismo que ocurre con el resto de los sentidos biológicos) , pero los seres humanos más que oir, escuchamos. Al escuchar, le agregamos a lo que oímos, una interpretación. Esto sucede en forma tan en automática que casi ni lo percibimos.


Veamos un par de ejemplos.

Cuando escuchamos un ruido, no decimos “hizo un ruido”, decimos “se cayó un plato”. “sonó un tiro”. Muchas veces acertamos, otras muchas, nuestra interpretación no fue lo que exactamente sucedió.

Cuando te has sentido manipulado y rechazado en un proceso de selección y al final del mismo la Entrevistadora te dice: “Nos comunicaremos con Ud.”.

¿Usted qué escucha, que lo llamarán o que no lo llamaran más?, sea lo que sea que escucha esto es lo que decimos, pertenece a su mundo interpretativo.


No podemos evitar que ambos sucedan, lo que en ocasiones hacemos es creernos que nuestra interpretación tiene acceso a “la realidad”, es decir, tenemos la pretensión de pensar que lo que “nosotros” escuchamos siempre ajusta perfectamente a las inquietudes del entrevistador.


El proceso de interpretar sucede en cada interacción comunicativa entre partes, la efectividad de la comunicación reside en el grado de ajuste entre las mismas.

¿Quién debe hacerse cargo de dicho ajuste el entrevistado o el entrevistador?

Creemos que esto es un tema de elección.


¿De que maneras podríamos hacernos cargo de nuestra escucha?


  1. Cuando sea pertinente, antes de contestar, podemos chequear (preguntando) si nuestra interpretación de la pregunta corresponde al interés o inquietud del entrevistador.

  2. Abusar del uso del primer recurso también puede entorpecer el dialogo, por lo cual recomendamos, ante una determinada pregunta, ofrecer dos o tres opciones de respuestas, para que el entrevistador elija. Suponemos que lo hará en función de sus inquietudes

  3. Por último, también podemos usar el recursos de iniciar la respuesta por la interpretación que dimos a la pregunta, para marcar el contexto de la misma. Si el entrevistador, considera que debe ajustar la respuesta, entonces es posible que nos lo haga saber.


Ajustada la interpretación, entonces llega el momento de la oratoria, para contar tus experiencias y habilidades.

Tener la habilidad de escuchar en forma efectiva, a las necesidades del entrevistador, es la clave para construir una oferta poderosa. No la desaproveches.

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