309 ERA NECESARIO ALEGRARSE PERQUE ESTE HERMANO TUYO HA

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309. ERA NECESARIO ALEGRARSE, PERQUE ESTE HERMANO TUYO HA VUELTO A VIVIR


En el camino de Jesús hacia Jerusalén confluyen dos grupos, de signo opuesto. Unos, «todos los recaudadores de tributos y pecadores, se le acercan para escucharlo»; otros, «tanto los fariseos como los escribas», para criticarlo: «¡Este acoge a los pecadores y come con ellos!». Jesús se dirige a estos últimos formulándoles dos analogías, en masculino y en femenino, el hombre que ha perdido una oveja y la mujer que ha perdido un dracma, que iluminan la parábola de los dos hijos. El hijo pequeño representa a los marginados sociales y religiosos; el mayor, a los judíos bien situados y cumplidores. El más joven, después de exigir la parte de la herencia que le corresponde, «emigra a una región lejana» y, después de «dilapidar sus medios de vida viviendo libertinamente» al morirse de hambre, reflexiona sobre volver a la casa del padre, a condición de que le considere como uno de sus jornaleros. Pero el padre, al verlo de lejos, «se conmovió, corrió, se tiró a su cuello y le besó efusivamente». Lejos de degradarlo, dijo a los criados: «Deprisa, traed del cofre la mejor ropa y vestirlo, ponedle un anillo en su mano y sandalias en sus pies; traed el ternero cebado y matadlo; comamos y celebrémoslo, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido, y hace poco ha sido encontrado.» El hijo mayor que volvía del campo, al oír música y danzas, inquirió que pasaba. Ya que no formaban parte de su liturgia. Al enterarse, se indignó y se negó a entrar. Tenía razón en recriminarle a su padre: «Pues ¡mira¡, hace muchos años que te sirvo y jamás de los jamases no he transgredido ningún mandamiento tuyo, y nunca jamás me has dado un cabrito de entre las cabras para que lo comiera con mis amigos» y se distanció de su hermano, «tu hijo, que lo ha devorado todo con las prostitutas». El padre, que no solamente ha recuperado al hijo sino también la alegría de vivir, le recalca: «era necesario celebrarlo y alegrarse, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido y ha sido encontrado».

Josep Rius-Camps,

teólogo y biblista


Lc 15,1-3.11-32 Códice Beza

Se iban acercando a él todos los recaudadores de tributos y pecadores para escucharlo. Mientras tanto, murmuraban tanto los fariseos como los escribas diciendo: «¡Este acoge pecadores y come con ellos!» Entonces les dirigió esta parábola:

«Cierto hombre tenía dos hijos. El más joven de ellos dijo a su padre: “Padre, ¡dame la parte que me toca de la propiedad!” Y les dividió los medios de vida. No muchos días después, habiendo reunido todo, el hijo más joven emigró a una región lejana y allí dilapidó sus medios de vida viviendo libertinamente. Cuando se lo hubo malgastado todo, vino un hambre terrible en aquella región, y él comenzó a pasar gana. Fue a ajuntarse a uno de los ciudadanos de aquella región, que lo envió a sus campos a guardar puercos. Deseaba saciarse con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Pero, cuando reflexiono, se dijo: “Cuantos jornaleros de mi padre tienen pan de sobras, mientras yo aquí perezco de hambre. Me levantare e iré a buscar a mi padre y li diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y en presencia tuya; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.’ ”Se levantó y fue a buscar a su padre. Cuando él, aún, estaba lejos, su padre le vio y se conmovió; corrió y se echó a su cuello y le besó efusivamente. Pero el hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y en presencia tuya; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.” Dijo el padre dirigiéndose a sus criados: “De prisa, traed del cofre la mejor ropa y vestidlo, ponedle un añillo en su mano y sandalias en sus pies; traed el ternero cebado y matadlo; comamos y celebrémoslo, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido, y hace poco ha sido hallado.” Y comenzaron a celebrarlo. Mientras tanto, se encontraba su hijo, el mayor, en el campo. Cuando llegaba y se acercaba a la casa, sintió música y danzas y, habiendo convocado a uno de los sirvientes, inquiría qué quería decir todo aquello. El dijo: “Tu hermano ha vuelto y tu padre ha hecho sacrificar para él el ternero cebado, porque le ha recuperado sano y salvo.” Pero él se indignó y no quería entrar. Entonces salió su padre y le rogó. Pero él en respuesta dijo a su padre: “Pues ¡mira¡, hace muchos años que te sirvo y jamás de los jamases no he transgredido ningún mandamiento tuyo, y nunca jamás me has dado un cabrito de entre las cabras para qué lo coma con mis amigos; en cambio, para tu hijo, que lo ha devorado todo con las prostitutas, y que justamente acaba de llegar, has hecho sacrificar el ternero cebado.” Él le respondió: “¡Tú estas siempre conmigo, y todo lo que es mío es tuyo! Pero era necesario celebrarlo y alegrarse, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado.”» 6-3-2012


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