LA POESÍA DEL SIGLO XX LA POESÍA DE POSGUERRA

León Felipe Poesías como tú así es mi Vida
Lengua Castellana y Literatura Test Sobre la Poesía Modernista
Margarita Martí Hurtado Seamus Heany’s Paper Poesía Inglesa s




LA POESIA DEL SIGLO XX: LA POESIA DE POSGUERRA

LA POESÍA DEL SIGLO XX: LA POESÍA DE POSGUERRA.

Poesía de la década de los 50: Blas de Otero. Promoción de los años 60 [Estudio particular de un autor a elección del profesor]. Los novísimos


1. La poesía en los años cuarenta

Fue el poeta y crítico Dámaso Alonso quien se refirió a la poesía de este periodo mediante las categorías antitéticas de poesía arraigada y poesía desarraigada.

La poesía arraigada hace referencia a la obra de aquellos poetas que, provenientes del bando de los vencedores en la guerra, expresan una religiosidad confiada y unos sentimientos estables.

  1. Generación de 1936. Formada por poetas nacidos en torno a 1910, más o menos coetáneos de Miguel Hernández. Su vínculo de expresión fue la revista Escorial y muchos de ellos fueron militaron en las filas de la Falange Española. Sus miembros más destacados fueron Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y Luis Rosales1.

  2. Garcilasistas2. Agrupados en torno a la revista Garcilaso, recibieron el nombre de garcilasistas por su preferencia por las formas clásicas de expresión.

Estas tendencias tuvieron como temas fundamentales a Dios y la patria, a las que se añade el paisaje castellano como expresión de espiritualidad. El amor es el otro gran núcleo temático. Con los años, aparecerá el tema del paso del tiempo y la soledad del individuo.

La poesía desarraigada, por el contrario, hace referencia a la obra de aquellos poetas que manifiestan un tono agrio, trágico, una religiosidad atravesada por la duda y desesperanza y con un trasfondo existencialista3,. Tienen como núcleo aglutinante la revista Espadaña4. Máxima expresión de la poesía desarraigada fue Blas de Otero de quien trataremos más adelante.


Por otra parte, En esta década de los 40 se publican dos obras fundamentales de autores adscritos a la Generación del 27, que ejercerán enorme magisterio sobre los poetas más jóvenes. Por un lado, Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso, poesía desarraigada que refleja un mundo de caos y angustia; por otro lado, Sombra del paraíso (1939-1943), de Vicente Aleixandre, obra cumbre del poeta, en el que el autor imagina un prodigioso edén, libre de sufrimiento y muerte.


2. La poesía de los años 50

Características generales. La poesía de los años 50 sigue la estela de la rehumanización y el alejamiento de la experimentación vanguardista, que se venía observando en la poesía desde los años treinta. La poesía toma partido ante los problemas del mundo y el poeta es un ser solidario con el sufrimiento. Es decir, se pone al servicio de los hombres y de la historia. Entonces se creía, ingenuamente que la poesía es un arma cargada de futuro5, capaz de transformar el mundo. De ahí viene la denominación de poesía social.

En cuanto a los temas, el hilo conductor es la interiorización del desastre colectivo que fue la guerra por parte de los vencidos. En relación con ello habría que entender otros temas más concretos como: la denuncia de la injusticia social; el mundo del trabajo y la alienación; el anhelo de libertad y de un mundo mejor; la solidaridad con los menos favorecidos.

Tales temas explican las notas dominantes de su estilo. Los poetas se dirigen a la mayoría6 y lo hacen con un lenguaje claro, prosaico muchas veces y con un tono coloquial. Entre sus representantes más destacados, podemos citar a Gabriel Celaya y a Blas de Otero.


Blas de Otero

Blas de Otero, hijo de una familia rica, pero arruinada, fue un católico fervoroso, que a la altura de 1944 da un giro radical a su vida; en cierto modo, podemos decir que la toma de conciencia le llevará a cambiar de bando.

Su obra arranca con dos libros de marcado tono existencial: Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1950), −fundidos luego en un solo libro titulado Ancia (1958). Los versos de esta etapa expresan la angustia del hombre enfrentado inevitablemente a la muerte. Es una poesía metafísica que se interroga sobre el sentido de la existencia del mundo, del hombre, de su destino. En esta época usa un lenguaje de gran violencia expresiva y dramatismo y utiliza formas clásicas como el soneto.

A partir de 1955, con el libro Pido la paz y la palabra, inicia la poesía social. El poeta aparca sus angustias y se solidariza con los que sufren. En cuanto al estilo, busca unos tonos más transparentes y sencillos. Aparente sencillez que esconde una rigurosa construcción de los poemas. Estos rasgos continúan en otras obras como En castellano (1960) y Que trata de España (1964).

En los años 70 vuelve a una poesía reflexiva, centrada en aspectos autobiográficos. En sus nuevos poemas prefiere formas métricas muy libres. Se observa una liberación del lenguaje, basada en imágenes insólitas. Obras: Historias fingidas y verdaderas (1970).


José Hierro, purgó su fidelidad al bando republicano con años de cárcel, de la que salió en 1944. En su obra se expresan la exaltación de la amistad, la degradación del poeta en tiempos hostiles, la reconciliación con la vida tras la derrota. En cuanto al estilo, sin renunciar a la sencillez, se puede rastrear la influencia de los grandes referentes de la poesía española: Machado, Juan Ramón Jiménez y la Generación de 1927. Entre sus obras, destaca Quinta del 42 (1952).


3. La promoción de los años 60

En la década de los 50 comienzan a aparecer poetas nuevos que alcanzarán su madurez en los años 60. Sin abandonar los temas sociales y su interés por lo colectivo, surge el interés por explorar la intimidad personal. Rechazaban la noción de poesía como mera comunicación de sentimientos y defendieron la idea del poema como acto de conocimiento, de indagación a partir de su experiencia.

Los nombres más notorios fueron Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente; Claudio Rodríguez, J. A. Goytisolo, Caballero Bonald o Carlos Barral.

Estos poetas presentan unos rasgos comunes:


Jaime Gil de Biedma (1929- 1990)


Obra: Su producción lírica es escasa y fue recopilada en un volumen titulado Las personas del verbo (1975) y que recoge sus tres libros anteriores:


Compañeros de viaje (1959)

Moralidades (1966)

Poemas póstumos (1968)





Otros poetas de la promoción de la promoción de los 60.

Ángel González presenta en sus versos personajes y hechos cotidianos, y el paso del tiempo como algo que conduce a la monotonía y el deterioro; todo ello en un tono de escepticismo e ironía. Obras: Tratado de Urbanismo (1967).

José A. Valente es autor de una obra muy fecunda que teniendo su origen en la temática característica de este grupo (A modo de esperanza, de 1955) va evolucionando hacia una poesía más depurada y esencial.

Claudio Rodríguez, quizá el poeta más intuitivo y profundo, quien publicó jovencísimo un poemario asombroso titulado Don de la ebriedad, donde el poso de los referentes clásicos (San Juan, Garcilaso, Fray Luis) está al servicio de una contemplación asombrada de la naturaleza y de la existencia.


4. La poesía de los 70: los novísismos.

En 1970 se publica una antología de amplia repercusión, titulada Nueve novísimos poetas españoles. En ella el crítico José Mª Castellet reúne, entre otros, a los siguientes autores, nacidos entre 1939 y 1948: M. Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Pere Gimferrer, V. Molina-Foix, Guillermo Carnero, Ana María Moix y Leopoldo María Panero. La nueva poesía rompió con el realismo de los cincuenta, mantenido en parte en los 60.

Su bagaje cultural y literario es amplio, y sus referencias son significativas:


5. Desde 1975 hasta la actualidad: últimas tendencias

Tal y como sucede con otras manifestaciones artísticas o literarias, carecemos de perspectiva para crear un canon de la poesía más reciente. Con la conciencia de que se trata de una simplificación excesiva, podemos afirmar que el agotamiento de la propuesta estética de los novísimos parece haberse resuelto en una bifurcación entre dos tendencias:

a. Los poetas adscritos a la tradición de una poesía de la experiencia. Se caracteriza por su temática realista, muy en la línea de los poetas de la Promoción del 50, con un interés muy especial por lo urbano, la expresión del desencanto y en su comprometido interés por lo cotidiano. El estilo se basa en el lenguaje conversacional y el monólogo dramático. Con muy diferentes matices entre ellos, podemos destacar a Jon Juaristi, Andrés Trapiello, Luis García Montero, Carlos Marzal o Vicente Gallego.

b. Los poetas adscritos a la tradición de una poesía del conocimiento, llamados por algunos órficos8. Sus poemas están más alejados de la experiencia cotidiana. En este sentido, se sitúan en la tradición de la poesía pura9 y sus composiciones, expresadas en un lenguaje más depurado, resultan más herméticas. Quizá el representante más destacado sea el poeta canario Andrés Sánchez Robayna (El libro tras la duna de 2005).



Aparte de esta poesía arraigada y desarraigada, en palabras de Dámaso Alonso, también hubo en estos primeros años de posguerra otras tendencias, como el surrealismo de Miguel Labordeta, o el Postismo, fundado en 1945 por Carlos Edmundo de Ory., que enlaza con la poesía de vanguardia y reivindica la libertad expresiva.


Gabriel Celaya

Es uno de los poetas más fecundos de su generación, con más de 50 títulos en su haber. Aunque consigue su mayor difusión en los años 50, su labor poética ya empieza en 1935.

Podemos distinguir tres etapas en él:

Una poesía existencial, en la que revela su inseguridad ante el mundo. Obras: Objetos poéticos (1948).

Una poesía social que se inicia con Tranquilamente hablando (1947), de tono sencillo y coloquial. Pero su cima en la poesía social la alcanza con Cantos Iberos (1955), en la que defiende la función crítica de la literatura como arma de lucha social.

Una poesía vanguardista, a partir de los años 60, con Mazorca (1962). Con Los espejos transparentes (1968) inicia su producción más experimental, que continuará en Campos semánticos (1971).

Durante los años 50 se vivió una cierta efervescencia de la actividad poética. Todas las ciudades tenían sus premios literarios o sus convocatorias de juegos florales, que no pueden ser considerados sino fenómenos superficiales. Lo más relevante, sin embargo, fue la aparición de grupos de poetas que se aglutinaban en torno a algunas revistas literarias: Espadaña, editada en León y Cántico en Córdoba.


1 Panero, Rosales y Ridruejo fueron miembros de la Falange. Poco a poco fueron evolucionando hacia posturas más abiertas e incluso críticas con el régimen franquista. Especialmente llamativo es el caso de Dionisio Ridruejo.

2 Destaca la figura de José García Nieto

3 El ser humano se siente como algo arrojado en medio de una vida que no comprende y con un sentimiento de temporalidad que le angustia.

4 Figuras destacada Eugenio de Nora o Victoriano Cremer

5 Conocido verso de Gabriel Celaya.

6 Por contraposición al lema de Juan Ramón Jiménez quien dijo dirigirse a la inmensa minoría.

7 Por ejemplo, un precioso libro de Pere Gimferrer se titula Muerte en Beberby Hills (1968).

8 En referencia al dios Orfeo, cantor de voz maravillosa capaz de seducir a hombres y fieras con su canto. Descendió a los infiernos para rescatar a Euridice, su esposa, pero la perdió al volver la mirada hacia atrás incumpliendo así la condición impuesta por los dioses. Vago solitario con su pena hasta que las mujeres del país, despechadas, lo despedazaron tras una orgía al Dios Baco.

9 Aquella que está desvinculada de referencias a la experiencia cotidiana y que se expresa en una progresiva desnudez del lenguaje. Sigue la tradición del poeta francés del siglo XIX Mallarmé o de la poesía de madurez de Juan Ramón Jiménez o de José A. Valente.

7






Tags: poesía del, la poesía, poesía, siglo, posguerra