LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 1º BACHILLERATO
LITERATURA UNIDAD 12 El Barroco: La poesía
1. Definición de Barroco y características
Se entiende por Barroco la evolución que sufre el arte renacentista que culmina en el siglo XVII cuando las obras de arte se recargan con adornos y los temas se centran en el desengaño y el pesimismo. El Barroco transcurre bajo los reinados de los tres últimos reyes de la casa de Austria: Felipe III, Felipe IV y Carlos II, reyes débiles que dejaron el gobierno del país en manos de los válidos. Es una época de contrastes: decadencia política y social, por un lado y florecimiento artístico, por otro.
2. La poesia barroca
La poesía tiene en el siglo XVII un enorme desarrollo. No sólo se cultiva poesía lírica y épica, sino que la poesía dramática los dramaturgos eran llamados poetas tiene ahora excepcional importancia. De hecho, las obras teatrales, escritas en verso, sirvieron para la popularización de la poesía, que también se difundió oralmente en universidades, academias, certámenes poéticos, lecturas públicas en casa de los mismos poetas, recitados de poesía popular en la calle, etc. La poesía barroca refleja la conciencia de crisis, el pesimismo y el desengaño característicos de esta etapa cultural. Presenta gran variedad de formas, estilos y temas.
2.1 Temas: se llevan al extremo los temas renacentistas:
El amor es visto como pasión intensa y adquiere un sentido trascendente, es decir, se aprecia que pervive más allá de la muerte.
La belleza de la mujer amada se aleja de la armonía renacentista y se presenta hiperbólica. Vinculada con el tópico del Carpe diem, se destaca el efecto demoledor del paso del tiempo y de la llegada pronta de la muerte.
La naturaleza idílica del Renacimiento sigue siendo ideal de vida, pero se transforma en naturaleza exageradamente sensual, casi artificial.
La mitología continúa siendo un punto de referencia, pero se alterna el tono noble con la parodia y la burla.
La crisis despierta el interés por temas morales y filosóficos: la vanidad de las cosas, el engaño de las apariencias, el paso del tiempo (presente en el tema del reloj, las ruinas, el Ubi sunt?, el Tempus fugit…) la presencia de la muerte, el sueño como símbolo de vida y muerte, etc.
Las circunstancias sociales de corrupción desembocaron en una poesía satírica donde se criticaba tipos y costumbres de la época y se hablaba del problema de España.
2.2. Formas: se usan las renacentistas italianas y se recuperan las tradicionales (el villancico y el romance) pero el lenguaje ya no buscará la “elegante sencillez y naturalidad”; sino que el escritor del Barroco pretende impresionar los sentidos y la inteligencia con estímulos violentos, bien de orden sensorial, sentimental o intelectual. Para lograr lo anterior, recurre a un lenguaje ampuloso y retorcido, que dificulta muchas veces la comprensión.
2.3. Tendencias literarias
El Barroco es una época de contrastes y por esa razón ofrece dos tendencias literarias que se oponen; pero que persiguen el mismo fin: romper el equilibrio clásico. El culteranismo es una corriente literaria que se basa principalmente en la forma de las palabras; mientras que el conceptismo se basa en el significado o concepto de la palabra.
CULTERANISMO |
CONCEPTISMO |
Corriente literaria que cultiva la forma de las palabras dejando en un segundo plano su contenido y pretende crear un mundo de belleza, impresionando para ello los sentidos con los más variados estímulos de luz, color, sonido y con un lenguaje ampuloso y culto. |
Corriente literaria que profundiza en el sentido o concepto de las palabras; se puede definir como una agudeza mental que da preferencia a las ideas con el fin de impresionar la inteligencia o el deseo de decir mucho con pocas palabras. |
Recursos |
Recursos |
-
Abuso
de la metáfora
con el fin de crear un mundo de belleza absoluta: Puertas
de rubíes
en lugar de labios. |
-
Frecuentes metáforas,
no con el fin de embellecer, como el culteranismo, sino para
impresionar la inteligencia:
Lumbre
por pecado. |
Luis de Góngora y Argote |
Francisco de Quevedo y Villegas |
3. LA OBRA POÉTICA DE LOPE DE VEGA
Aparte de destacado prosista y gran dramaturgo, Lope de Vega es un excelente poeta. Su poesía es muy variada, y además de las de tipo dramático, contenida en sus numerosísimas comedias, es muy celebrada su poesía lírica.
Como autor lírico recogió sus composiciones en Rimas (1602), Rimas sacras (1614) y Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634) en los que se muestra como poeta vitalista, petrarquista, como imitador de Góngora, como poeta filosófico y como religioso. Es especialmente interesante su capacidad para reflejar literariamente sus experiencias cotidianas.
Lope utilizó todos las formas métricas, pero destacó particularmente en el uso del romance El Romancero nuevo y del soneto; así como de todos los estilos: el popular, el clásico renacentista y el culterano.
4. LA OBRA POÉTICA DE LUIS DE GÓNGORA
Es el creador del culteranismo y su máximo exponente. Aunque cordobés, su vida transcurrió en la corte, como sacerdote al servicio del palacio, en contacto con los círculos literarios y en medio de admiradores incondicionales y no menos enemigos de su obra poética (Quevedo y su círculo). Su producción se divide en poesía de arte menor y poesía de arte mayor:
a. Poesía de arte menor: Los poemas en versos cortos de Góngora fueron ya muy populares en su época y continuaron siéndolo después. Las letrillas y otras composiciones de arte menor a veces tienen un tono serio y tratan de temas graves, son muy frecuentes los textos de carácter humorístico o satírico, en los que se utilizan chistes, alusiones desvergonzadas, expresiones escatológicas, etc.
Pese a estos rasgos, no se trata de una literatura intrascendente, puesto que en toda esta poesía satírica se critican muchos de los valores establecidos (el amor, los sentimientos caballerescos, el sentimiento patriótico…)
Sus romances son muy notables. También en ellos se alterna e incluso se mezcla lo serio y lo burlesco. Tratan de los más diversos temas: caballerescos, moriscos, de cautivos, pastoriles, amorosos, mitológicos, satíricos…
Entre los romances merece especial atención la Fábula de Píramo y Tisbe, larga composición de más de quinientos versos, escrita en 1618, que resume a la perfección los rasgos más sobresalientes de la poesía gongorina: su tendencia al cultismo junto a su gusto por lo popular, la visión burlesca de la realidad y la reflexión seria, el refinamiento exquisito al lado de la expresión chocarrera. Este poema heroico-cómico narra grotescamente un tema mitológico grave y serio. Con ello, el poeta barroco está burlándose, con actitud distanciada de sus propios mitos.
b. Poesía de arte mayor: Góngora fue un gran sonetista. Abordó en ellos variados temas: amorosos, satírico-burlescos, morales, mitológicos, de circunstancias, etc.
Pero donde lleva Góngora a su culminación el estilo culterano es en sus dos últimos grandes poemas. En ellos, las dificultades se acumulan de tal forma que sólo resultan comprensibles para un lector extremadamente culto. Son concebidos como un reto a la inteligencia. Por eso provocaron desde el primer momento la admiración o el rechazo absolutos.
La Fábula de Polifemo y Galatea consta de 504 versos en octavas reales y desarrolla el mito clásico del cíclope Polifemo enamorado de la ninfa Galatea. Si el tema ya refleja el contraste entre contrarios, el arte de Góngora se centra en intensificar la exageración y llevar al límite la hipérbole. El lenguaje es enormemente complejo.
Góngora compone las Soledades inmediatamente después del Polifemo. La idea original es que las Soledades fueran cuatro, pero finalmente Góngora sólo compuso la primera y parte de la segunda. En total, unos dos mil versos agrupados en silvas. Esta forma métrica le permite al poeta mayor libertad sintáctica, ello tiene como fruto una lengua complicadísima en la que la poética cultista llega al límite. Curiosamente, el tema es muy sencillo: el canto a la vida natural, el desdén de las ambiciones cortesanas.
5. LA OBRA POÉTICA DE FRANCISCO DE QUEVEDO
Francisco de Quevedo y Villergas, madrileño, fue en su época poeta conocidísimo desde muy joven. Sin embargo, no llegó a ver publicadas sus obras en verso en vida, aunque muchas de ellas circularon de forma manuscrita. La abundantísima obra poética de Quevedo (unas mil composiciones) suele agruparse atendiendo a sus temas: poemas filosóficos, morales y religiosos; amorosos, satírico-burlescos y política.
Poemas de tema grave (filosóficos, morales, religiosos):
Abordan temas típicamente barrocos como la muerte, la brevedad de la vida, la fugacidad del tiempo, la censura de vicios diversos o el desengaño, habitualmente desde una perspectiva en la que se funden el cristianismo y el neoestoicismo senequista.
Poemas amorosos:
Están impregnados de petrarquismo y neoplatonismo, aunque muchas veces el ideal amoroso se ve enturbiado por la presencia destructora de la muerte. Al lado de esta poesía amorosa sublime, cuya voz lírica suele ser la del propio poeta, son frecuentes también las composiciones en las que aborda el amor en clave satírica, irónica, paródica, cómica o abiertamente erótica. Muy frecuentemente, el sujeto enamorado no es entonces el propio poeta.
Poemas satírico-burlescos:
Predomina el verso octosílabo. Son los que más claramente ponen de manifiesto la capacidad para la agudeza y el ingenio lingüístico de Quevedo. Los objetos de su sátira son muy variados: mujeres, maridos burlados, judíos, médicos, boticarios, abogados, jueces, escritores (Góngora en particular), las modas, el poder del dinero, etcétera.
Poesía política
Se centra en la decadencia de España y la denuncia de la corrupción y del excesivo poder acumulado por los validos.
Los rasgos del conceptismo son aplicables al estilo de la poesía de Quevedo: son constantes en ella juegos de palabras, equívocos, dilogías, polisemias, paronomasias, hipérboles, antítesis, paradojas, deformaciones grotescas, etcétera.
Quevedo domina la lengua en sus más variados registros (culto, coloquial, vulgar), al tiempo que conoce a la perfección los recursos retóricos propios de la lírica renacentista, incluidos los de carácter métrico. Consigue así unas creaciones geniales tanto por su uso magistral de la lengua como por su perfección formal, al obligarse a condensar al máximo la expresión. Llega con ello a la culminación del principio conceptista de decir mucho con pocas palabras. El soneto es el ejemplo máximo de esta perfección poética.
Una característica muy peculiar de la lengua poética de Quevedo es su intensidad afectiva. El apasionamiento del poeta se vierte en sus textos mediante la abundancia de oraciones interrogativas, exclamativas y apelativas, mediante llamadas directas al lector (apóstrofes, vocativos, imperativos, pronombres y verbos en segunda persona, etc.) o mediante el frecuente uso de diminutivos y aumentativos de carácter afectivo.
El temperamento de Quevedo, inquieto, violento y atormentado, brota abruptamente en su poesía, quebrando la armonía y equilibrio renacentistas. Por eso, su poesía es profundamente original, porque, como en Lope de Vega, pero de otro modo, la vivencia personal del poeta inunda sus poemas.
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