HORA SANTA ¡RESUCITÓ Y ESTÁ AQUÍ! CANTO JESÚS

VIAJE SEMANA SANTA A LA SIERRA DE
32º SUBIDA A LA SANTA SOLICITUD ACREDITACIÓN
COLEGIO SANTÍSIMA TRINIDAD SEVILLA DPTO DE MATEMÁTICAS CURSO

DECLARACIÓN DE ALIFAR EN EL BICENTENARIO DE SANTA
LA SANTA MISA II VASOS SAGRADOS OBJETOS LITÚRGICOS
MINISTÉRIO DA EDUCAÇÃO UNIVERSIDADE FEDERAL DE SANTA MARIA

HORA SANTA

HORA SANTA

¡Resucitó y está aquí!

- Canto: Jesús está entre nosotros

Nosotros no hemos visto a Cristo resucitado, pero creemos. Creemos por la palabra del mismo Jesús, por el testimonio de los primeros discípulos, por la experiencia de tantos testigos, experiencias y testigos llegan hasta nosotros.

- Canto: Testigos de la resurrección (Kairoi)

En cada Eucaristía nos abrimos a la presencia resucitada de Jesús. El Señor resucitado nos pacifica y fortalece para que vayamos a sembrar la paz y a fortalecer a los decaídos. El Señor enciende nuestro corazón para que podamos curar las cegueras del mundo. Nos da su Espíritu para que recorramos los caminos del mundo como samaritanos compasivos y liberadores. Por eso:

- Cada vez que reconoces tu pobreza, tu torpeza, tu opacidad, Cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que sientes su llamada y sales a su encuentro, Cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que abres tu corazón a su Palabra, Cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que te reúnes con los hermanos para partir el paz, Cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que siembras la paz, cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que sabes perdonar y compartir, Cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que ofreces tu mano al hermano, Cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que te acercas al pobre y te haces más pobre, Cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que liberas a un hermano de alguna muerte, Cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que das vida y engendras vida, Cristo está resucitando en ti.

- Cada vez que gastas por amor tu vida, Cristo está resucitando en ti.

- Canto: Esperando con María

- Lo que resucitará

Todo lo que haya tocado Nuestro Señor Jesucristo.

Jesucristo resucitado es principio, causa y modelo de toda resurrección.

Como su ocupación en su vida mortal fue hacer el bien a todo el que se le acercaba, su ocupación en la eternidad es y será la de resucitar y glorificar todo lo suyo.

Jesucristo en la tierra, en su vida mortal como en su vida de Sagrario, es siempre el Sembrador de la resurrección; en donde quiera que llega el aliento de su boca o el contacto de su mano allí queda siempre un germen de resurrección que florecerá en su día.

¡Qué bella es mi fe y qué dilatados horizontes abre delante de mí!

¿Qué son las páginas de la Historia, y las letras de oro, y las inscripciones en piedra y demás medios con que el mundo puede labrar la inmortalidad de un hombre, en comparación de esa inmortalidad de verdad y de gloria que siembra en mi alma, en mis huesos, en mis obras el contacto de Jesucristo Sembrador de Resurrección?

¡Pobre inmortalidad la que se hace con papel, con metal o con piedra!

Ni el papel, ni el metal, ni la piedra pueden resucitar lo que está muerto.

Sólo la virtud de Jesucristo, que dio la vida a todo lo que vive, es la que puede dársela a lo que la ha perdido.

¡Qué gloria siente mi corazón en decir: después de un poco de sueño de sepulcro yo viviré siempre!

¡Vivir siempre!, ¡sin volverse a morir!

- Nuestra esperanza

            Porque si Cristo ha resucitado, todo se puede esperar. Todos los ideales son posibles, todos los sueños son realidades, porque en Cristo ya se han anticipado. Y la esperanza última, resucitar con cristo, y estar ya siempre a su lado.

            Porque si cristo ha resucitado, todo se puede sufrir. Lo último no será el dolor o el vacío o la muerte. El infierno en esta vida ya no existe, porque siempre queda la esperanza y la posibilidad de amar.

            Porque si Cristo ha resucitado, todo se puede amar. El amor es el peso y el sentido de nuestra vida. Podemos amar para siempre, más allá de la muerte. Vale la pena gastarse. El amor siempre es fecundo y permanece.

- Canto: Sólo tú

Peregrinos perpetuos del camino misterioso del Sagrario ¡cuánto hemos de aprender de los felices caminantes de Emaús para llegar como ellos a sentir arder el corazón oyéndolo y a conocer a nuestro Huésped Jesús partiendo el pan!

           

            Los discípulos de Emaús son, sin pretenderlo, unos excelentes maestros de oración. Pidamos como ellos al Señor que se quede con nosotros para avivar nuestra esperanza ante las necesidades del mundo y de la Iglesia. Oremos diciendo:

            ¡Quédate con nosotros, Señor!

- Oremos por la  Iglesia, para que realice su misión evangelizadora en el mundo.

- Oremos para que todos los pueblos, luchen por los valores del Evangelio que traen la paz, la justicia y la libertad para todos.

- Oremos para que todos los sacerdotes y consagrados anunciemos gozosos el Reino de Dios en el mundo.

- Oremos para que siempre haya corazones jóvenes, que estén dispuestos a seguir la llamada del señor y dedicar su vida al servicio de sus hermanos los hombres, siendo testigos de esperanza.

- Oremos por las familias, para que sean hogares donde se viva la unión y la ayuda mutua.

- Oremos por cada una de las que formamos esta comunidad, para que vivamos la caridad en todo su contenido y mensaje.

Oremos:

Quédate con nosotros Señor porque atardece. Sé nuestro compañero de camino, levanta nuestros corazones, reanima nuestra débil esperanza, así nosotros junto con nuestros hermanos, podremos reconocerte en las Escrituras y en la Fracción del pan.

- Canto: Quédate Señor, quédate conmigo



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Semana Santa Miércoles Santo 1ª Lectura Isaías
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