GOBERNABILIDAD EN LA GESTIÓN DE RIESGOS DE DESASTRES GOBERNABILIDAD

COPPEDGE MICHAEL “INSTITUCIONES Y GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA EN AMÉRICA LATINA”
DIRECCIÓN GENERAL DE SERVICIO CIVIL “CONTRIBUYENDO A LA GOBERNABILIDAD
FACULTAD DE DERECHO Y GOBERNABILIDAD MATERIA DERECHO PENAL 2

FACULTAD DE DERECHO Y GOBERNABILIDAD TÍTULO REMISIÓN COMO FORMA
FACULTAD DERECHO Y GOBERNABILIDAD ASIGNATURA DERECHO OBLIGACIONES II TÍTULO
GOBERNABILIDAD EN LA GESTIÓN DE RIESGOS DE DESASTRES GOBERNABILIDAD

La gobernabilidad supone un modo de ejercer el poder en la gestión de los recursos económicos y sociales de un país, en partic

Gobernabilidad en la gestión de riesgos de desastres


Gobernabilidad es un concepto complejo, dinámico e histórico que puede ser entendido como el ejercicio de la autoridad económica, política y administrativa para dirigir los asuntos de un país a todos los niveles. Nos referimos entonces a los mecanismos, procesos e instituciones a través de los cuales las ciudadanas, los ciudadanos y los grupos articulan sus intereses, ejercen sus derechos, enfrentan sus obligaciones y median sus diferencias. Tal y como se reconoció en la Cumbre del Milenio, la gobernabilidad democrática es esencial para alcanzar los ODM ya que ofrece el “ambiente propicio” para que ellos se cumplan y, en particular, para eliminar la pobreza..


La gobernabilidad supone además una reacción y una reafirmación de la perspectiva política y de su reorientación hacia valores como el pluralismo, la participación, la representatividad plena, la toma de decisiones políticas reflexivas y participadas, solidaridad, equidad, ética, responsabilidad y eficacia, entre otros.


Por otro lado, la gobernabilidad no se va a debatir, sino que se va a negociar y a consensuar. El grado de gobernabilidad va a estar sobre todo en función del ámbito mayor o menor de acuerdo, y de la amplitud de la representatividad participante en ese acuerdo. La buena gobernabilidad implicara que el gobierno deberá actuar sobre la base de estos cuatro principios:


  1. La percepción de la legitimidad.

  2. La importancia central del papel de los ciudadanos y ciudadanas.

  3. La visión de un proyecto sobre la sociedad en la que actúa.

  4. La adaptación de la gestión publica.


Gobernabilidad y la gestión de riesgos de desastres

Es importante reconocer las herramientas de gobernabilidad que podrían ser beneficiosas tanto en materia de reducción de riesgo como de desarrollo humano y género. Esto presupone la participación igualitaria de los géneros, los grupos étnicos y religiosos y las clases sociales en la toma de decisiones.


En relación con el tema de gestión de riesgos la falta de gobernabilidad o la debilidad de la misma supone un importante factor de riesgo. Por ejemplo la calidad de la gobernabilidad es un factor que pueden convertir, los períodos de escasez de precipitaciones en hambrunas; es decir, agrava las posibles crisis humanitarias.

La gobernabilidad, tal y como señala el Informe Mundial sobre la Reducción de Riesgos de Desastres: “abarca aspectos económicos, políticos y administrativos:

En el plano económico, consiste en adoptar las decisiones que afectan la vida económica y las relaciones de un país con otras economías.

• En el plano político, comprende el proceso de toma de decisiones para formular políticas, tales como planes y normas nacionales para reducir los desastres.

En el plano administrativo, es el sistema por el cual las políticas se aplican. Precisa de organizaciones en buen estado de funcionamiento en la esfera central y local. En el caso de la reducción de los riesgos de desastre, es necesario que se hagan cumplir las normas de construcción, que se planifique el uso de la tierra, se controlen los riesgos ambientales y la vulnerabilidad humana, y se respeten las normas de seguridad.”

La buena gobernabilidad significa más que reorganizar el sector público o asignar nuevas responsabilidades entre los diferentes escalafones del gobierno. A pesar de que los gobiernos son los primeros responsables de defender el derecho de los y las ciudadanas a la protección y la seguridad, no pueden ni deben “cargar solos con la tarea”.


En el ámbito nacional e internacional, la sociedad civil desempeña un papel cada vez más dinámico en la formulación de las políticas para hacer frente a los riesgos y que afianza su tarea de contraloría social. El sector privado también desempeña un papel (aunque pueda mejorarse) en el proceso para que el desarrollo sostenible incorpore el conocimiento de los riesgos de desastre.


En la última década, ha aumentado la cantidad de organizaciones regionales que abordan el problema de la gestión de los riesgos, aunque no este progreso no ha ido acompañado de un enfoque de género. Sin embargo ha ayudado a profundizar en sus propios conocimientos técnicos y adoptar iniciativas políticas, las organizaciones regionales pueden ayudar a continuar avanzando en las áreas de desarrollo nacional y gestión de los riesgos de desastre, y trabajar en el reto de incorporar en enfoque de género en ambas direcciones.


En el plano nacional, integrar la reducción de los riesgos de desastre con las políticas de desarrollo significa un gran desafío. Es evidente la necesidad de una intervención enérgica luego de un desastre. Queda por delante el desafío de transformar la reducción de los riesgos de desastre en el elemento central de las políticas de desarrollo en curso. Un enfoque integrado requiere de la colaboración de agencias oficiales responsables por la planificación del uso de la tierra, la planificación del desarrollo, así como la planificación de la agricultura y el medio ambiente y la educación, además de la participación de organizaciones dedicadas a la gestión de los desastres. La incorporación de otras entidades relacionadas con la equidad de género, como los Mecanismos Nacionales de Igualdad, es un paso que requiere más tiempo y coordinación.


Este enfoque requiere de estrategias contra los riesgos de desastre que le confieran poder a las comunidades y abran el camino a la participación local. Quienes son más vulnerables en una

sociedad también, a menudo, son excluidos de la toma de decisiones comunales. En este punto es clave el analizar las relaciones de género, pues a raíz de ella un gran número de mujeres son apartadas de los puesto de toma de decisión.

Tal como se ha ido abordado a nivel internacional permitir la participación en estas circunstancias requiere de un compromiso, a largo plazo, para integrar al desarrollo social en los programas para reducir la vulnerabilidad y ratificar que la construcción de dicha vulnerabilidad es un hecho social, y por lo tanto, marcado por las relaciones de género.

Puede observarse, en este sentido, la importancia que tiene para el desarrollo el visibilizar la perspectiva de género en la construcción de los riesgos. Esto permitirá ver las oportunidades que se abren ante la reducción de los riesgos, esta seguridad puede permitir la construcción de nuevas relaciones más equitativas entre los géneros. El fomentar experiencias de relaciones más equitativas de grupos civiles que trabajan en la reducción de los riesgos y en la recuperación luego de un desastre contribuirá a una visión de desarrollo humano.


En medio de las reformas, a menudo las de carácter legislativo siguen siendo críticas para proveer una base sólida para otras esferas de interés prioritario, como los sistemas institucionales, la adecuada planificación y coordinación, la participación de la población local y la eficaz aplicación de las políticas.


Pero el camino de la reforma jurídica no es llano y no siempre es suficiente para

lograr el cambio. La legislación sobre el tema puede definir estándares y límites para las actividades, por ejemplo, establecer normas de construcción o los requisitos de capacitación y las responsabilidades básicas de los principales responsables de la gestión de los riesgos. Pero las leyes solas no tienen la capacidad de hacer cumplir a las personas las reglas definidas. Es necesario controlar que se respeten las leyes.


En años recientes, el concepto de capital social ha permitido conocer mejor las formas en que las personas, las comunidades y los grupos se movilizan para hacer frente a los desastres.

El capital social se refiere a las reservas de confianza social, las normas y las redes que definen las personas por el hecho de pertenecer a diferentes grupos sociales. El capital social, medido según

los niveles de confianza, cooperación y reciprocidad en un grupo social, desempeña el papel más importante en la determinación de la capacidad real de resistir los embates y el estrés provocados por los desastres. La respuesta comunitaria local sigue siendo el factor más importante para que la población reduzca los riesgos asociados a los desastres o pueda hacerles frente. Pero los lazos comunitarios pueden desgastarse por persistentes situaciones sociales de tensión o que llegan a grados extremos.


Qué tan adecuadas sean las políticas para mejorar la participación positiva y equitativa de la sociedad civil va a depender del grado de desarrollo. Para muchos países de África, América Latina y Asia que han pasado por un ajuste estructural y un desarrollo participativo, la dificultad tal vez no resida tanto en la creación como en la coordinación de un sector no gubernamental.



E

Para hacer frente a los riesgos de desastre es fundamental una buena gobernabilidad, si se desea integrar los riesgos en la planificación del desarrollo, y lograr la mitigación de los riesgos existentes y el logro de una sociedad más equitativa.


l desarrollo debe ser regulado según sus repercusiones en los riesgos de desastre. Tal vez el mayor desafío para integrar los riesgos de desastre en la planificación del desarrollo radique en lograr la equidad social, política y geográfica de diferentes zonas. Se trata de desafíos que también enfrentan los

responsables de la gestión del medio ambiente y de la evaluación de las repercusiones ecológicas.

¿Cómo se puede asignar la responsabilidad de los riesgos de desastre que afectan un determinado

lugar, pero son creados por actividades llevadas a cabo en otro? Será más fácil justificar los gastos que representa la reducción de los riesgos a medida que se afinen las técnicas de evaluación (como el IRD) para determinar lo valiosas que son tales inversiones para el desarrollo.

Gobernabilidad y género.

Desde la mirada de género, la gobernabilidad democrática exige una revisión profunda sobre los conceptos de democracia y pluralismo; así como una reflexión acerca del concepto de ciudadanía en sus dimensiones civil, política y social. Las mujeres todavía hoy encuentran serias limitaciones al ejercicio de su ciudadanía y muchas de ellas –al igual que otros grupos históricamente discriminados- están relegadas a una ciudadanía de segunda, lo que, como hemos visto, impide su participación en espacio de toma de decisión sobre la gestión de riesgos.

¿Cómo podemos hablar de democracia y de gobernabilidad democrática si la mitad de la población encuentra serias limitaciones en el ejercicio de su ciudadanía, si encuentra coartada la libertad para ampliar sus opciones? ¿De qué democracia estamos hablando? La gobernabilidad democrática no puede entenderse sin equidad de género.

La desigual distribución de poderes, cargas y responsabilidades tanto en las esferas públicas como privadas, la exigua concepción de la participación política (que invisibiliza el aporte de las mujeres en otras actividades u organizaciones “políticas”), los obstáculos a nivel de mecanismos, instituciones y procedimientos, las resistencias en las esferas políticas a la inclusión y participación de las mujeres e incluso el descrédito y la no identificación con el sistema son algunas de las causas de la subrepresentación femenina en los puestos de toma de decisión en las estructuras formales en todos los niveles (regional, nacional y local). Esta limitación en el acceso a los espacios de toma de decisión de la gestión de riesgos de desastres, los mayores, índices de analfabetismo que limita el acceso a la información (emergencias, sistemas de alerta temprana, por ejemplo); su confinamiento al espacio privado del hogar, son causa del aumento de vulnerabilidad en las mujeres y las posiciona en peor posición ante los desastres, y por ende éstos les afectan en mayor medida y de forma diferente que a los hombres.

Gobernabilidad, género y gestión de riesgos.

La incorporación activa de la mujer en espacios de toma de decisión profundizará la democracia y es un primer paso imprescindible para reformar el Estado (nacional y local) y constituir sistemas públicos más equitativos y para crear un nuevo marco de relaciones y de convivencia entre hombres y mujeres en las sociedades latinoamericanas.

Pero la igualdad de género pasa también por la necesidad de transversalizar género en las acciones públicas, incluyendo legislación, políticas y programas gubernamentales en todos los ámbitos políticos, sociales y económicos y también en la distribución de los ingresos y los gastos públicos, a través de la elaboración de presupuestos sensibles al género. Es ahí donde resulta clave hablar de la transversalización del enfoque de género, en legislación, instituciones, planes nacionales y en las acciones relacionadas con la gestión de riesgos de desastres. Si queremos que las normas y políticas de gestión de riesgos sean realmente efectivas y eficaces, hay que superar el gran reto de la incorporación del enfoque de género en las instituciones nacionales que trabajan la gestión de riesgos de desastres, ya sea desde la planificación del desarrollo, prevención, atención a emergencia o recuperación.

Otro tema relevante para la región es el tema de la construcción de las identidades de género, es decir lo que significa ser mujer u hombre en una sociedad determinada y sus comportamientos. Estos comportamientos hacen que las mujeres y los hombres se vean afectados de manera diferente durante o después de un desastre natural o social. Pero incorporar una mirada de género al tema de gestión de riesgos de desastres significa integrar esta perspectiva en la reforma de instituciones como los sistemas nacionales de emergencia, el desagregar por sexo la información sobre los escenarios de riesgo, por ejemplo, las estadísticas, los conceptos que son evaluados tras algún desastre (menaje del hogar, animales de crianza casero..) han de ser revisados y tenidos en cuenta.

Por último, hay que destacar la necesidad de fortalecer en la región la articulación de iniciativas que vinculen ambos temas y ofrezcan un marco de trabajo que contribuya al fortalecimiento de la gobernabilidad en América Latina.



Adaptación propia basada en PNUD INFORME MUNDIAL LA REDUCCIÓN DE RIESGOS DE DESASTRES 2007 y Sección temática de gobernabilidad del portal América Latina Genera.


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