SANTIDAD BIENVENIDO A CATALUÑA SANTO PADRE NOS COMPLACE AGRADECERLE

AUDIENCIA CON SU SANTIDAD EL PAPA FRANCISCO – 4
SANTIDAD BIENVENIDO A CATALUÑA SANTO PADRE NOS COMPLACE AGRADECERLE



Santidad, bienvenido a Cataluña

Santidad, bienvenido a Cataluña



Santo Padre:

Nos complace agradecerle su próxima visita apostólica a Barcelona.

Su Santidad viene a consagrar el templo de la Sagrada Familia y corona el deseo de muchas generaciones que han empleado su fe, sus esfuerzos y su talento en dedicar a Dios un espacio que es ya el edificio más emblemático de la ciudad y una de las grandes maravillas artísticas del mundo cristiano. La obra minuciosa, generosa y también creativa de Antonio Gaudí es un modelo para todos nosotros.

Además, al visitar a los niños de la Obra del Nen Déu, nos ayuda a compartir la preocupación cristiana por los más débiles y el reconocimiento a la contribución de las familias para crear una sociedad más justa y más humana. Ésta es también una de nuestras preocupaciones en el contexto actual de crisis económica, que nos anima a reflexionar sobre una sociedad en cuyo centro se sitúen la dignidad de la persona y el respeto por la vida.

Barcelona es la capital de Cataluña. Su Santidad llega a un territorio con una conciencia de nación siempre reconocida por la tradición eclesial, como expresa claramente el documento episcopal “Raíces cristianas de Cataluña”.

Le damos la bienvenida a un país con raíces cristianas. Hace mil años, al buscar la protección de la Sede de Pedro y adoptar la liturgia romana, se inició un proceso de identidad cultural que aún está muy vivo. A lo largo de los siglos la Iglesia ha creado cultura en Cataluña y la cultura ha configurado a la Iglesia. Todo ello ha dado frutos de santidad y características propias que han hecho de Cataluña una tierra de acogida y la han abierto a los pueblos vecinos y al mundo entero.

Hoy, con prestigiosos centros educativos abiertos a todos, con un amplio tejido asociativo y cultural, con un destacado nivel de estudios bíblicos, litúrgicos y teológicos, con la práctica de las tradiciones religiosas populares y con un reconocido empeño social y caritativo, nosotros, los cristianos, seguimos siendo la “sal” de nuestra tierra.

Somos una comunidad cristiana con orígenes paulinos, que crearon la primitiva iglesia tarraconense. Ahora deseamos que su paso entre nosotros, rezando con nosotros y en nuestra lengua, y transmitiéndonos la palabra de Dios, se convierta en un hito de la firmeza de los creyentes y sea un estímulo para la concordia entre todos.

Con estos sentimientos le damos la bienvenida a Cataluña.





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