Shashin.
Fotografías del Japón del Siglo XIX
Palacio
de Sástago, del 27 febrero - 4 abril 2004
De martes a
sábado: de 11 a 14 y de 18 a 21 horas
Domingos y
festivos: de 11 a 14 horas.
SHASHIN
(copia de la verdad)
Fotografías de Japón del
siglo XIX
el álbum de Benito Francia
Con
el título de "Shashin",
nombre japonés que designa la fotografía y cuya
traducción literal es "copia de la verdad", se
presenta la oportunidad de conocer una colección de
fotografías históricas de Japón realizadas por
el fotógrafo japonés Kusakabe Kimbei en la segunda
mitad del siglo XIX. Son copias a la albúmina y presentan la
particularidad de estar exquisitamente coloreadas a mano. Las
imágenes forman parte de un álbum que perteneció
a Benito Francia y Ponce de León (Alberite –La Rioja-,
1854, Peralta –Navarra- 1910), Médico Mayor de la
Armada, escritor y político afiliado al partido liberal, ocupó
diferentes cargos militares y políticos relacionados con la
sanidad en Filipinas, archipiélago en el que estuvo casi 20
años. En 1897 fue destinado a Puerto Rico con el cargo de
Secretario del Gobierno y Asesor Civil del general Macías
hasta la evacuación del territorio en 1898. Entre 1900 y 1910
fue gobernador civil en varias provincias. Condecorado varias veces
con la Cruz al Mérito Naval, fue también Comendador de
Isabel la Católica. Amigo de Sagasta y Miguel Villanueva
(ministro en varios gobiernos liberales), encarna a la perfección
el prototipo de político de la Restauración. Fue autor
de memorias científicas sobre enfermedades tropicales y de un
libro titulado Estudios
sobre el cosmopolitismo humano
en el que expone una síntesis y conclusiones de sus trabajos
médicos. Escribió también numerosos artículos
en la Revista
Militar y el Diario de Manila
recopilados en otro libro titulado De
caña y Nipa.
La curiosidad exótica de Benito Francia por un país del
extremo Oriente que estaba de moda a finales del siglo XIX y
principios del XX representa de algún modo la curiosidad de
sus contemporáneos y la de toda su época.
El álbum
El álbum tiene las cubiertas de madera lacada y policromada, con incrustaciones de nácar y marfil y detalles ornamentales, muy del gusto modernista, en tonos rojizo y oro viejo. Contiene cien fotografías de 22 x 26 cm a la albúmina y coloreadas a mano por artistas japoneses y realizadas en la década de 1880. la temática está dentro de la tradición de los álbumes románticos: paisajes, lugares pintorescos, tipos y costumbres de Japón. Una visión lírica y soñadora de una Japón exótico y tradicional, a punto de desaparecer. Este fenómeno fotográfico producido en Japón es fruto de la corriente exotista que se puso de moda en occidente en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Las primeras fotografías producidas en Japón fueron realizadas por fotógrafos occidentales que encontraron en los temas desarrollados por los japoneses en la popular estampa xilográfica (ukiyo-e) el camino a seguir para su particular tratamiento del universo japonés. La técnica y el estilo de este tipo de fotografías fueron marcados por fotógrafos europeos. Fruto de este cruce entre el modo de visión y representación occidental que imponía la tecnología fotográfica y la tradición visual japonesa desarrollada a través de la estampa surgió un estilo fotográfico autóctono, con características técnicas y estilísticas muy definidas, resultado de un cruce de miradas entre dos culturas radicalmente diferentes.
Felice
Beato
y los fotógrafos europeos en Yokohama
La producción, difusión y popularización de este tipo de fotografías de Japón coloreadas a mano las inició el fotógrafo y aventurero de origen italiano Felice Beato. Después de fotografiar la guerra de Crimea en 1855 y el motín de los cipayos en la India en 1858, -donde fotografió cadáveres después de la batalla por primera vez en la historia de la fotografía-, en 1863 se instaló en la ciudad de Yokohama, única ciudad japonesa en la que se permitía la estancia a los occidentales. Yokohama centralizaba las actividades diplomáticas y comerciales entre Japón y Occidente. Charles Wirgman, acuarelista y corresponsal en Japón del periódico Illustrated London News había conocido a Beato cuando ambos cubrían la información de la expedición militar anglo-francesa que ocupó Pekín en 1860 (segunda guerra del Opio) y fue quien le animó a instalarse en Yokohama. Felice Beato comenzó a crear un amplio archivo de imágenes sobre Japón con las que editó dos álbumes: Views of Japan y Native types. Este último apareció coloreado a mano, para lo cual utilizó a artistas japoneses relacionados con la estampa xilográfica. El Native Types tuvo un gran éxito comercial entre los diplomáticos y viajeros que recalaban en Yokohama y posteriormente en el público europeo y norteamericano.
En 1877 Felice Beato vendió su estudio fotográfico con el archivo de negativos al barón austríaco y también aventurero Raimund von Stillfried – Ratenicz (1839-1911), quien continuó la línea apuntada por Beato en el tratamiento fotográfico de Japón y a la que añadió sus conocimientos artísticos adquiridos en Austria. Stillfried acabó de definir las características estilísticas de este tipo de fotografía. El estudio de Stillfried en Yokohama permaneció en activo hasta que lo vendió al italiano Adolfo Farsari en 1885. Por las mismas fechas llegó a un acuerdo con el fotógrafo japonés Kusakabe Kimbei por el que le vendió parte de su archivo, posiblemente aquellos negativos tomados por Kimbei en sus comienzos como ayudante de Stillfried.
Kusakabe
Kimbei
el fotógrafo japonés autor de las
fotografías
Nació en 1841 en Kofu, en el seno de una familia de mercaderes textiles. Aunque las noticias sobre sus comienzos como fotógrafo son muy vagas, se sabe que comenzó a trabajar como pintor de fotografías en el estudio de Felice Beato y que también fue ayudante de Stillfried. Posteriormente desarrolló su actividad como fotógrafo independiente en Yokohama, donde tuvo varios estudios entre 1881 y 1913. Fue uno de los fotógrafos japoneses de finales del siglo XIX y principios del XX más conocido por los viajeros y turistas europeos y americanos.
En 1885 adquirió negativos de Beato y Stillfried que reprodujo con frecuencia para completar sus álbumes. Kimbei continuó desarrollando el estilo iniciado años antes por Beato y Stillfried pero con un tratamiento muy personal y una mayor aproximación psicológica a los temas. La intensidad y belleza de sus retratos, los deliciosos y delicados cuadros de costumbres puestos en escena y la amplitud y serenidad que trasmiten sus paisajes –sin duda donde más se aprecia un tratamiento más japonés fruto de la influencia de los grandes maestros de la estampa-, perpetúan la imagen de un Japón antiguo y refinado, detenido en el tiempo.
El trabajo en los estudios fotográficos de Japón explotados por europeos reproducía sistemas de producción occidentales y capitalistas. Era habitual que trabajaran en cadena alrededor de 20 empleados, generalmente nativos. el caso particular de Kimbei representa el relevo por nativos de los fotógrafos europeos. El coloreado manual de las fotografías se realizaba al principio con pigmentos utilizados para la estampa, en serie y con fórmulas preestablecidas para aplicar siempre los mismos matices de color en las diferentes áreas de la imagen. Kimbei fue uno de los fotógrafos japoneses más conocidos por los turistas occidentales y sus imágenes afianzaron los tópicos –apuntados inicialmente por Beato- sobre aquel país.
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